CASO DE ÉXITO
Cómo Clarel transformó su formación en microcontenidos ágiles e interactivos
abril 5, 2022
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Los hábitos atómicos o atomic habits por su nombre en inglés, atomic habits son microhábitos pequeños y consistentes que, con el tiempo, pueden generar grandes transformaciones. Se trata de un concepto popularizado por el autor James Clear, quien argumenta, que los pequeños hábitos diarios pueden conducir a resultados sorprendentes a largo plazo.
En el entorno corporativo, el principio de los hábitos atómicos se puede aplicarse para impulsar la productividad, el desarrollo personal y el aprendizaje continuo. Estos hábitos tienen un impacto directo en la forma en que los empleados abordan el aprendizaje y el crecimiento dentro de una empresa. Al adoptar una mentalidad de mejora continua a través de microhábitos, los profesionales pueden evolucionar constantemente, sin que esta evolución parezca un desafío monumental.
El aprendizaje continuo es un componente vital para el crecimiento y la innovación en las organizaciones modernas. Pero a menudo puede resultar abrumador, sobre todo cuando se espera que los empleados absorban grandes cantidades de contenido a la vez. Aquí es donde los ‘atomic habits’ resultan efectivos. Al incorporar pequeños espacios para el aprendizaje en su vida diaria, los empleados pueden mantenerse en constante desarrollo sin sentir que están sacrificando demasiado tiempo o energía.
Un estudio de la Harvard Business Review demostró que el aprendizaje continuo es uno de los principales factores que impulsan la satisfacción y la retención de los empleados.
En este contexto, los hábitos atómicos pueden ayudar a transformar el aprendizaje en una práctica habitual y flexible. En lugar de limitarse a aprender de vez en cuando, los empleados estarán mejorando sus habilidades y conocimientos constantemente, volviéndose más ágiles y adaptables al cambio.
El microlearning es una metodología que encaja perfectamente con el concepto de ‘atomic habits’. Se basa en pequeñas dosis de contenido educativo que se pueden consumir en minutos, como vídeos cortos, cuestionarios interactivos o artículos cortos. Este formato de aprendizaje ofrece un enfoque flexible y práctico, ideal para encajar en el día a día de los empleados, sin sobrecargarlos.
Por ejemplo, imagina que tu equipo tiene acceso a una plataforma que ofrece lecciones diarias cortas de dos a tres minutos. Estas lecciones pueden extenderse a lo largo de la semana y centrarse en habilidades o información específica. Este método no solo aumenta el compromiso, sino que también facilita la retención del contenido una vez que el aprendizaje está integrado en el flujo de trabajo.
Plataformas como isEazy Engage, por ejemplo, permiten a las empresas implementar una estrategia de microlearning de forma dinámica y personalizada. Además, el compromiso aumenta cuando el contenido es corto, interactivo y flexible, integrando el aprendizaje directamente en las actividades diarias de los empleados.
Crear una cultura de aprendizaje continuo es esencial para las empresas que quieren seguir siendo competitivas en el mercado actual. El microlearning, cuando se incorpora como un hábito atómico, facilita esta transición, ya que ofrece flexibilidad y personalización, dos factores clave para el éxito del aprendizaje corporativo moderno.
A diferencia de la formación larga e intensiva, el microlearning permite a los empleados asimilar el contenido en intervalos cortos, lo que ayuda a evitar la sobrecarga de información y la fatiga mental. Además, al ser altamente adaptable, se puede aplicar de forma personalizada para satisfacer las necesidades específicas de cada equipo o departamento.
Esta metodología también refleja la forma en que las generaciones más jóvenes prefieren aprender: de forma rápida, interactiva y digital. Los millennials y la generación Z, en particular, se sienten más cómodos aprendiendo en formatos cortos y dinámicos a los que se puede acceder fácilmente desde cualquier dispositivo. Al adoptar el microaprendizaje como parte de su cultura organizacional, su empresa no solo promueve el crecimiento continuo, sino que también satisface las preferencias de aprendizaje de las nuevas generaciones de empleados.
El concepto de ‘atomic habits’ ofrece un enfoque poderoso para transformar el aprendizaje corporativo en algo continuo y flexible. Al incorporar pequeños hábitos de aprendizaje en la vida diaria de los empleados, las empresas pueden cultivar una cultura de desarrollo constante, donde el aprendizaje no se vea como una tarea aislada, sino como una parte integral del trabajo.
Herramientas como isEazy Engage juegan un papel clave en este proceso, ofreciendo una plataforma que facilita la implementación de hábitos de microaprendizaje de una manera efectiva y atractiva. Al adoptar el poder de los hábitos atómicos y junto a tecnologías que promuevan el aprendizaje continuo, las empresas están mejor equipadas para innovar, crecer y prosperar en un mercado en constante evolución. ¡Solicita una demo!
Los hábitos atómicos, o ‘atomic habits’, son pequeños cambios en el comportamiento que se repiten diariamente hasta que se vuelven automáticos. Al incorporar estos hábitos en el lugar de trabajo, el aprendizaje continuo se convierte en parte de la rutina diaria de los empleados, lo que facilita la absorción constante de nuevos conocimientos y habilidades. Esto crea un ciclo de mejora continua, que ayuda a mantener al equipo motivado y comprometido con los procesos de desarrollo personal y profesional.
La principal diferencia es que los ‘atomic habits’ se centran en cambios incrementales y sostenibles, mientras que muchos métodos de formación tradicionales se basan en sesiones intensivas y puntuales. Los hábitos atómicos promueven el aprendizaje como un proceso gradual, con acciones pequeñas y consistentes, que pueden incorporarse fácilmente a la rutina de trabajo, en lugar de grandes transformaciones a largo plazo.
Para motivar al equipo, es fundamental comunicar claramente los beneficios de incorporar hábitos de aprendizaje continuo. Ofrecer incentivos, como recompensas por alcanzar metas, y proporcionar un entorno de apoyo donde se valore el aprendizaje, puede ayudar a mantener a todos comprometidos. Además, los líderes pueden dar el ejemplo demostrando cómo ellos mismos están aplicando estos hábitos a diario.
Los ‘atomic habits’ se pueden aplicar tanto a tareas pequeñas como a objetivos más amplios. Ayudan a dividir los objetivos más grandes en acciones más pequeñas y manejables, lo que facilita un progreso gradual y constante. Con el tiempo, estos pequeños hábitos se acumulan, lo que lleva al logro de objetivos más significativos y complejos.
El éxito de los hábitos atómicos puede medirse observando indicadores como la mejora en el rendimiento individual, el aumento de la frecuencia de participación en las actividades de aprendizaje y la retroalimentación positiva de los empleados sobre su propio progreso. Las herramientas de seguimiento de la productividad y el compromiso también pueden ser útiles para controlar el impacto de estos hábitos en la rutina del equipo.
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