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Esta guía te ofrece una visión amplia sobre los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y su relevancia para el mundo corporativo.
Con la creciente demanda de prácticas medioambientales y de responsabilidad social, así como la búsqueda de la transparencia y la ética en los negocios, los criterios ESG se han vuelto fundamentales para las organizaciones que quieren construir una base sólida, sostenible y adaptada a los nuevos requerimientos sociales. A continuación, exploraremos qué son los criterios ESG, cómo afectan a las empresas y los beneficios de su implementación, así como la importancia de una estrategia ESG bien estructurada y los informes y métricas necesarias para evaluar su desempeño.
Los criterios ESG representan tres pilares esenciales en la evaluación de la sostenibilidad y la responsabilidad de una organización: el impacto ambiental, la relación con la sociedad (social) y las prácticas de gobernanza. Estos criterios son ampliamente utilizados para medir el impacto ético y sostenible de una organización y su resiliencia frente a los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza.
En el contexto corporativo, ESG evalúa cómo una empresa gestiona aspectos ambientales como el cambio climático y la contaminación; cuestiones sociales como la diversidad, la inclusión y el bienestar de los empleados; y de gobernanza, como la transparencia y la ética en las decisiones. Estos criterios permiten a las empresas construir una sólida reputación y reforzar su responsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.
Para entender qué es ESG, debemos comprender que el término abarca tres pilares fundamentales. Cada uno de ellos, se constituye como un criterio a tener en cuenta:
Los criterios ambientales se refieren al impacto de las actividades empresariales, fabriles y de gestión financiera y organizativa, que afectan al ecosistema.
Estos incluyen las emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero, la administración de los recursos naturales y la resiliencia general de la empresa frente a los riesgos climáticos físicos. Un ejemplo sería ante el cambio climático, las inundaciones y los incendios.
El segundo pilar hace referencia a las relaciones de una organización con sus grupos de interés, dentro y fuera de ella.
Al interior de la organización, los ejemplos de factores con los que se puede medir una empresa incluyen métricas de gestión del capital humano: salarios justos, brecha de género y métricas de compromiso de los empleados.
Pero también el impacto de una organización en las comunidades dentro de las que opera y en los socios de la cadena de suministro. Esto se enfoca particularmente en economías en desarrollo donde el medio ambiente y las normas laborales pueden ser menos sólidas.
Este último criterio se refiere a cómo se dirige y gestiona una empresa. Los analistas que deban evaluar los ESG, buscarán comprender mejor cómo los incentivos del liderazgo se alinean con las expectativas de las partes interesadas.
Esto implica prestar atención a cómo se ven los derechos de los accionistas, qué tipos de controles internos existen para promover la transparencia, la responsabilidad del liderazgo, para evitar fenómenos tales como el blanqueo de capitales.
ESG va más allá del amplio concepto de sostenibilidad y ofrece un marco práctico para que las empresas implementen cambios tangibles en sus operaciones. Mientras que la sostenibilidad se refiere a una visión global de la responsabilidad a largo plazo, los ESG se traducen en criterios específicos y cuantificables, que permiten la implementación y el seguimiento de prácticas corporativas responsables.
La sostenibilidad abarca prácticas e iniciativas para garantizar el uso responsable y continuo de los recursos naturales y sociales. A su vez, traduce estas prácticas en criterios medibles y comparables, ofreciendo una evaluación detallada del desempeño sostenible de una empresa y facilitando su implementación y seguimiento.
La implementación de prácticas ESG proporciona una serie de beneficios que van más allá del cumplimiento de normas y regulaciones. De acuerdo con McKinsey Quarterly, existen ventajas en la adopción de prácticas ESG que contribuyen directamente al crecimiento sostenible, la reducción de costes, el aumento de la productividad y la atracción de talento, entre otros.
Una propuesta de negocios basada en los ESG ayuda a las empresas a acceder a nuevos mercados y expandirse en los que ya tenga presencia.
Cuando las autoridades gubernamentales confían en los actores corporativos, es más probable que les otorguen acceso a beneficios impositivos. Por ejemplo, será más fácil conseguir aprobaciones y permisos, que brinden nuevas oportunidades de crecimiento.
Los criterios ESG también pueden reducir los costes sustancialmente. Al estar enfocados en el uso responsable de recursos, ayuda a combatir el aumento de los gastos destinados a gestiones operativas.
Como en el caso de la obtención y gestión de materias primas, la utilización de agua o la emisión de huella de carbono. Según el reporte de McKinsey, el incremento de las ganancias para las empresas puede trepar hasta un 60%.
Si tenemos en cuenta que el principal capital de las empresas, son los empleados que la componente, entendemos que la productividad laboral y eficiencia en recursos humanos, son elementos clave para alcanzar objetivos de negocio.
En este sentido, los ESG también contribuyen positivamente. La satisfacción de los empleados se correlaciona positivamente con los rendimientos de los accionistas.
El informe McKinsey asegura que Alex Edmans de la London Business School, descubrió que las compañías en la lista de las «100 mejores empresas para trabajar» de Fortune, generaron un 2,3% más de rendimiento de acciones. Un 3.8% más que sus pares durante los últimos 25 años.
Esto demuestra que la implementación de prácticas orientadas al bienestar de los empleados no solo mejora el clima organizacional, sino que también se traduce en resultados financieros concretos.
Implementar una estrategia ESG bien estructurada es esencial para que las empresas consoliden su responsabilidad social, ambiental y de gobernanza, asegurando así una operaciones sostenibles y alineadas con las demandas de los grupos de interés. Los siguientes pasos te ayudarán a estructurar esta estrategia de manera más eficiente, desde la identificación de las partes interesadas hasta el uso de tecnologías para la presentación de informes y la gestión del carbono.
El primer paso en una estrategia ESG es identificar a las partes interesadas. Es decir, a todos aquellas que se ven afectados directa e indirectamente por las actividades de una empresa, como empleados, clientes, socios comerciales, inversores, comunidades locales y organismos reguladores. Comprender las necesidades y expectativas de estos grupos ayuda a la empresa a alinear sus acciones de sostenibilidad y gobernanza con las demandas externas e internas, fortaleciendo la confianza y el compromiso de todas las partes.
Una vez identificados los grupos de interés, es fundamental formar un equipo dedicado a ESG, compuesto por profesionales de áreas estratégicas, como sostenibilidad, cumplimiento, recursos humanos, finanzas y operaciones. Este grupo se encargará de supervisar e implementar las políticas ESG, asegurando que la compañía no solo adopte prácticas responsables, sino que también mantenga un diálogo continuo con los grupos de interés para comprender y cumplir sus expectativas.
Estudiar los informes ESG de la competencia es una práctica valiosa para identificar tendencias, puntos de referencia y prácticas exitosas en la industria. Al analizar cómo empresas similares abordan los desafíos ambientales, sociales y de gobernanza, la organización puede aprender de los éxitos y errores de sus pares, así como identificar áreas de mejora en su propia estrategia.
Este análisis también ofrece información sobre las expectativas del mercado y las mejores prácticas, lo que permite a las empresas desarrollar un enfoque ESG diferenciado y adaptado a sus situaciones específicas. De esta forma, la organización no solo mejorará su competitividad, sino que reforzará su compromiso con la transparencia y la responsabilidad social.
Desarrollar una hoja de ruta ESG es crucial para definir objetivos, plazos y acciones que guiarán la implementación de prácticas de sostenibilidad y gobernanza en la empresa. Este plan de acción debe ser claro y medible, con objetivos específicos para cada área de acción ESG y un cronograma que facilite el seguimiento del progreso a lo largo del tiempo.
Una hoja de ruta bien estructurada ayuda a garantizar que las iniciativas ESG se implementen de manera coordinada y eficiente, evitando esfuerzos aislados y promoviendo un enfoque integrado. Esta planificación es esencial para la comunicación con las partes interesadas, quienes pueden seguir de cerca el desarrollo y la evolución de las acciones sostenibles de la empresa, lo que fortalece la confianza y el apoyo a la organización.
El uso de tecnologías apropiadas es fundamental para una estrategia ESG eficaz, especialmente en la notificación y la gestión de las emisiones de carbono. Las herramientas de seguimiento e informes ESG ayudan a recopilar, analizar y comunicar datos de forma precisa y transparente, lo que facilita el cumplimiento de la normativa y permite a la empresa compartir sus iniciativas con las partes interesadas de forma clara y confiable.
En la gestión del carbono, las soluciones tecnológicas permiten a las empresas hacer un seguimiento de sus emisiones e identificar áreas de mejora, ayudando a reducir su huella ambiental. Un software especializado permite automatizar el proceso de recopilación y análisis de datos, generando insights en tiempo real para apoyar decisiones orientadas a la eficiencia energética y la reducción de impactos ambientales.
Estas tecnologías también son importantes para garantizar el cumplimiento de los estándares del mercado y las expectativas de los grupos de interés, que exigen información transparente y verificable sobre las prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo de la empresa. La tecnología, por tanto, se convierte en un aliado crucial en la implementación y comunicación de la estrategia ESG, aumentando la credibilidad y el compromiso de la organización con el mercado.
Los informes ESG se han convertido en una herramienta esencial para las empresas que buscan no solo cumplir con las expectativas de los grupos de interés, sino también construir una operación más transparente y sostenible. A continuación, detallamos el concepto de reporte ESG, los mecanismos de evaluación y las métricas utilizadas para medir el desempeño en sostenibilidad, responsabilidad social y gobernanza.
Un informe ESG es un documento que presenta el desempeño de la empresa en relación con los criterios de sostenibilidad ambiental, responsabilidad social y gobierno corporativo. Funciona como una «rendición de cuentas» sobre cómo la organización gestiona sus impactos ambientales, sociales y de gobernanza, proporcionando datos e información esencial a las partes interesadas, como inversores, clientes, empleados y comunidades.
Este informe permite a la empresa demostrar su compromiso con las prácticas responsables y proporcionar una visión integral de sus iniciativas. El contenido de un informe ESG puede incluir desde acciones destinadas a reducir la huella de carbono hasta políticas de inclusión y diversidad, así como prácticas de gobernanza que garanticen la transparencia y la integridad de la gestión. Un informe bien elaborado aumenta la credibilidad de la organización y refuerza su posicionamiento como agente comprometido con la sostenibilidad.
La puntuación ESG es una puntuación asignada a la empresa en función de su rendimiento en los criterios ESG. Esta es una métrica cuantitativa que facilita la comparación entre diferentes empresas e industrias, lo que permite a las partes interesadas evaluar rápidamente el compromiso de una organización con las prácticas sostenibles y éticas.
La puntuación ESG es determinada por agencias de calificación especializadas, quienes analizan los datos y la información proporcionada por la empresa, además de realizar auditorías y comparaciones con los estándares de la industria. Estas puntuaciones tienen en cuenta aspectos como la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos, las políticas de diversidad e inclusión y la estructura de gobernanza, entre otros. Cuanto mayor sea la puntuación, más sólido será el desempeño de la empresa en criterios ESG, lo que indica un mayor compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social.
Las puntuaciones ESG son controladas y gestionadas principalmente por agencias de calificación independientes y firmas de auditoría especializadas como MSCI, S&P Global y Sustainalytics. Estas instituciones evalúan las prácticas ESG de las empresas en base a metodologías rigurosas, que incluyen el análisis de datos internos y externos, así como benchmarks específicos para cada sector.
Estas agencias tienen su propia experiencia y metodologías para medir el impacto de las prácticas ambientales, sociales y de gobernanza, lo que garantiza que la puntuación ESG sea una evaluación imparcial y confiable. La gestión externa de las puntuaciones aumenta la transparencia y la credibilidad, proporcionando a las partes interesadas una visión realista del rendimiento ESG de la empresa. Es importante que la empresa haga un seguimiento y se relacione con las agencias de calificación, aportando información y aclarando dudas para asegurar que su puntaje refleje con precisión sus prácticas sostenibles.
La evaluación ESG utiliza una serie de criterios y métricas que varían según el sector y el contexto de cada empresa. Estos criterios se establecen para medir el impacto ambiental, la responsabilidad social y de gobernanza de manera objetiva y estandarizada. A continuación, se muestran algunos de los indicadores clave utilizados:
Estas métricas y criterios son esenciales para ofrecer una visión amplia y profunda del desempeño de la compañía, lo que permite una evaluación ESG precisa y objetiva. A partir de estos datos, los grupos de interés pueden tomar decisiones informadas sobre su relación con la organización, y la empresa puede identificar áreas de mejora, asegurando la evolución continua de sus prácticas ESG.
Probablemente te estés preguntando cómo transformar tu propia compañía en una organización con una estrategia centrada en los ESG, ¿verdad? Para ello, debes empezar por involucrar a todas las personas que integran tu plantilla, en torno a uno o cada uno de los pilares que desees reforzar, ya sea ambiental, social o de gobernanza.
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La complejidad de los criterios ESG radica en el alcance de los temas involucrados y los requisitos regulatorios que varían según el sector y la ubicación geográfica de la empresa. Cada uno de los pilares (ambiental, social y de gobernanza) aborda diferentes áreas y requiere indicadores específicos, como el control de las emisiones de carbono, las políticas de diversidad, las prácticas anticorrupción y la responsabilidad social.
Además, las regulaciones ambientales, sociales y de gobernanza varían de un país a otro y se actualizan con frecuencia, lo que obliga a las empresas a adoptar un enfoque cuidadoso, bien planificado y flexible para cumplir con la normativa. La integración y el seguimiento coherente de estos aspectos requiere una estructura sólida y un compromiso continuo.
Los informes ESG utilizan una amplia variedad de datos para reflejar el rendimiento de una empresa en materia de sostenibilidad y responsabilidad corporativa. El pilar medioambiental incluye datos sobre las emisiones de carbono, el consumo de energía y agua, y la gestión de residuos. En el pilar social se consideran indicadores como la diversidad, la igualdad de oportunidades, el bienestar de los empleados y el impacto en las comunidades locales. En el pilar de gobernanza, los datos sobre la composición e independencia del consejo de administración, las prácticas de cumplimiento y las políticas anticorrupción son esenciales. Estos datos se recopilan regularmente y ayudan a medir el compromiso de la empresa con las prácticas responsables.
Los informes ESG son clave para promover la transparencia y permitir que las partes interesadas comprendan cómo opera la empresa en aspectos ambientales, sociales y de gobernanza. Estos informes proporcionan una visión completa de las prácticas de responsabilidad corporativa de la compañía, demostrando su compromiso con la sostenibilidad y la creación de valor a largo plazo. Además de cumplir con las regulaciones y las expectativas del mercado, los informes ESG ayudan a las empresas a identificar áreas de mejora y medir el impacto de sus prácticas. Para los inversores, clientes y empleados, esta transparencia es esencial para generar confianza y promover el compromiso.
Existen varios marcos y regulaciones que guían las prácticas ESG en el mundo corporativo. Entre las más reconocidas se encuentran la Global Reporting Initiative (GRI), que proporciona directrices para la elaboración de informes de sostenibilidad, y el pacto mundial de las Naciones Unidas, que propone principios de acción responsable en las áreas de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción.
Además de estos estándares globales, existen regulaciones específicas de cada país y de la industria que requieren que las empresas se mantengan actualizadas y adapten sus prácticas para cumplir con los requisitos locales. El cumplimiento de estos hitos ayuda a estandarizar la presentación de informes y a garantizar que las empresas sigan prácticas reconocidas internacionalmente.
Para cumplir con las expectativas de las partes interesadas, las empresas deben minimizar su impacto ambiental, garantizar un entorno de trabajo seguro e inclusivo y adoptar prácticas de gobernanza transparentes y anticorrupción. El cumplimiento de estos requisitos fortalece la confianza y la reputación de la empresa. ¿Quieres saber cómo isEazy ESG puede ayudar a tu equipo a adaptarse a los criterios ESG? ¡Solicita una demo y conoce nuestras soluciones de formación!